Según un informe de la EPA (United States Environmental Protection Agency), en los EE.UU. el 1% de los residuos sólidos es basura electrónica. Este término designa a todos los desechos que la sociedad produce al consumir tecnología: equipos electrónicos, generalmente obsoletos que son reemplazados por otros más modernos, y que terminan en el cubo de la basura.
Aunque pueda sonar extraño, la mayoría de los consumidores de estos equipos desconoce (o no le preocupa) el hecho de que contienen elementos altamente tóxicos, que al entrar en contacto con el medio ambiente causan daños irreversibles en su salud. Se puede mencionar el fosforo que recubre el interior de los tubos de rayos catódicos empleados en los monitores o TVs; el plomo, mercurio y cadmio que contienen las placas electrónicas internas de un ordenador, o las sustancias que se encuentran en cualquier batería. Todas las sustancias mencionadas son altamente nocivas para el ser humano, y al desecharse estos equipos pasan directamente al agua, contaminándola con sustancias mortales para la población.
Los fabricantes de gadgets deberían evitar que sustancias toxicas formen parte de sus productos, pero a menudo esto resulta más caro. Por ejemplo, Greenpeace acusó esta semana a Apple de utilizar componentes potencialmente tóxicos en el iPhone. Según se lee en la denuncia, algunas de las partes del iPhone contienen productos (como el bromo) que otras compañías han eliminado hace tiempo en la fabricación de sus celulares.
manos a la obra!!!
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